ATRACO SINCRONIZADO


Todo había salido mal, aún después de haber repasado el plan cientos de veces y tener estudiado hasta el mínimo detalle del funcionamiento de aquel banco.
Diez de la mañana. El enlace que tenían dentro del banco, les había dado todo lo necesario para que todo saliese rodado. Primero y más importante, la caja fuerte donde guardaban todo el dinero se abría dos veces al día, una vez a las diez y otra a las doce. Ellos decidieron coger la primera por el tema de la huida, sabían que el tráfico a esas horas era mucho más fluido que más tarde.
El uniforme, el típico pasamontañas comprado en los chinos. Tal y como estaba el precio de las medias, preferían ser más económicos. Ya tendrían tiempo para el derroche.
Las pistolas, 9mm parabellum, que les trajo el chino. No quisieron preguntar de donde las había conseguido, para no buscarse problemas, además de este tipo se podían esperan cualquier cosa, pero también sabían que más discreto que él no había nadie. El chino les comento que este modelo en la última semana iba que volaba, tenía varios encargos.
El plan era sencillo, el Robert, se quedaba en la puerta con el motor del coche en marcha. El José y el Junior, entraban agarraban la pasta y se iban sin más. Nada de tiros, tan solo en caso de defensa, pero sabían que no había ningún vigilante en ese banco.
Aparcaron el coche en doble fila, no iba a ser nada sospechoso porque habían dos más allí aparcados con los intermitentes de emergencia.
Se desearon suerte, y se recordaron los tres la vida que se iban a pegar después de ese atraco, para que la motivación fuese mayor. Los tres habían trabajado en la misma empresa toda la vida, hasta que la regularización de empleo los había dejado en la calle.
José y Junior, salieron del coche colocándose el pasamontañas y el Robert, controlaba los retrovisores por si venía la pasma. No era una calle muy transitable, así que el banco era ideal para el propósito.
El José y el Junior cruzaron la cera, abrieron la puerta y cuando se disponían a pegar el grito para que todo el mundo supiese lo que había, se encontraron a cuatro personas más con las capuchas y pistola en mano. Hubo un momento de crisis, de tensión todo el mundo encañonaba a todo el mundo, sin saber muy bien que estaba pasando.
-¿Quién coño sois?- Preguntó José nervioso.
-¿Y vosotros?- dijo uno de los que ya estaban dentro.
José se quedo paralizado al oír la voz que salía del interior de aquel pasamontañas.
-¿Angelillo?- dijo José.
-¿José?-le dijo el otro con voz de sorprendido.
-No digáis nombres cojones.-Dijo un tercero
-¿Qué coño hacéis aquí?
-¿Y vosotros?
El José y el Junior, empezaron a temblar, se miraron y vieron que aquello había sido un fracaso.
- Será mejor que nos vayamos, menuda mierda – dijo José mientras todos dejaban de encañonarse.
Salieron dando un portazo. Detrás les siguieron el resto de encapuchados que allí se encontraban.
Se montaron cada uno en sus coches y se marcharon.
La gente del banco no sabía ni que había ocurrido, todos se quedaron en silencio sin saber como reaccionar.
Llegaron al barrio y entraron al bar donde se juntaban siempre. Detrás de ellos entraron seis hombres más.
-Hijos de puta, nos habéis jodido el atraco- Dijo el Robert, le habían contado lo sucedido en el coche.
-Nos la habéis jodido vosotros a nosotros- Le dijo el Angelillo- Vaya mierda, por vuestra culpa.
Los seis pidieron cerveza y se lamentaron, por la mierda día que habían tenido, y por la mierda empresa que los había dejado en el paro a todos.

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