Hay 20 minutos de trayecto los días que no trabajo, tengo hora y media los días que si que trabajo, así que pacientemente pongo grandes éxitos del heavy unas veces, grandes canciones de rap otras (dependiendo de mi estado de ánimo) y observó los coches que pasan por mi lado, para marcarme solos de guitarra cuando estos no miran.
Por fin llego al trabajo y como no tengo ganas de enrollarme mucho con esto lo resumo. De 8 a 12 horas dependiendo el día, delante de un ordenador, creando Excels y words. Cuando salgo ya es de noche y llevo los ojos tan achicharrados del ordenador que me cuesta hasta conducir, así que me lo tomo con tranquilidad a sabiendas que la misma caravana que encontré de entrada ahora me toca vivirla de salida.
Llego a casa y estoy con mi hijo, hasta que le explico su cuento correspondiente y se duerme. Entonces leo un rato, charlo con mi mujer y me voy a dormir.
Esta misma acción se repito día tras día de lunes a viernes y el sábado toca lo mismo pero desde casa sin coger el coche. Pero todo el mundo me dice que soy un afortunado que tengo trabajo y que no me puedo quejar, “¿Cuántos quisieran estar en tu sitio?” es la pregunta más escuchada del último año y medio. En el fondo se que tienen razón y que no es ninguna tontería lo que dicen, se como esta la situación y como están funcionando las cosas hoy en día.
Mi queja, o mejor dicho mi mayor problema es que cobrando el día 31 del pasado mes de enero hoy al ir al banco para ver que había cobrado veo que solo me quedan 36 euros y estamos a día 2.
La vida es una puta mierda

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